martes, 21 de julio de 2009

Sin Título #1

Pequeñas perlas blancas cayeron del cielo sobre la ciudad de Buenos Aires en una calurosa noche de verano. La gente emocionada y asombrada salió en masa a las calles a disfrutar del fenómeno y, por que no, recolectar algunas perlas que estuviesen intactas para después venderlas o hacerse un collar con ellas.
Pero eran perlas raras. Algunas se deshacían en las manos de quien las agarraba, otras cambiaban de color y las más extrañas tomaban formas diferentes con el pasar del tiempo. Esto hacia que estas perlas sean más codiciadas que las otras.
Julio se dedicó toda esa noche a recolectar las perlas más extrañas, pero ya pasada la medianoche solo tenia en su poder tres perlas. Una de ellas cambiaba de color en distintos tonos de rojos: rojos sangrientos, rojos apasionados, rojos alarmantes, rojos llamativos, rojos secos, rojos mojados, rojos extravagantes, entre otros. La segunda perla cambiaba de forma cada quince minutos: primero era un cubo, luego era un cono y finalmente era una estrella. La tercera y última perla era una perla normal: sin transformaciones ni colores que recorrer, simple y lisa como cualquier otra perla.
Julio estaba tristísimo por no poder recolectar más perlas y tener solo dos perlas raras y una "asquerosa" (tal y como la llamaba para si en ese momento) perla común y corriente. Quería armar un colgante para su madre con las perlas raras pero con las dos que tenia no iba a ser posible. Intentó vender la perla normal para conseguir, por lo menos, otra perla extraña, pero ya era tarde, todos los negocios que se habían comprado perlas "mágicas" (tal y como se las llamaba en ese momento) las estaban revendiendo a un precio elevadísimo y no estaban interesados en las perlas comunes. Resignado, Julio emprendió el camino a su casa.
Pero para fortuna de Julio, a la mañana siguiente un extraordinario suceso ocurrió. Todas las "perlas mágicas" que habían caído la noche anterior se habían transformado en perlas comunes y corrientes. Ahora sí Julio podía hacer el collar para su madre, pero con perlas normales que ahora volvieron a ser tan codiciadas como antes.

2 comentarios:

  1. Después de tanto tiempo sin publicar nada dejo este pequeño cuento corto que espero que les guste. Quisiera haberle podido dar un mejor final, pero creo que es el adecuado.

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  2. Sí, en definitiva es el adecuado.
    Pero lo insertaste tan repentinamente que es como muy...no sé, cortado.
    Me gusta el cuento.
    Me gustan las perlas raras =P

    En fin, fijate eso nomás para comentar.
    Besoo

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