Si hay algo que siempre me molestó es entrar en una librería. Será la cantidad de libros que uno quisiera comprar y que no puede, será la misma cantidad de libros que uno quiere leer y no puede no solo por falta de tiempo. No sé bien que será, pero es una sensación rara. Verlos todos apilados, uno al lado del otro, con sus lomos de diferentes colores y tamaños, con cientos de títulos, de autores conocidos y desconocidos aún por mí. Verlos ahí me genera una extraña sensación de querer agarrarlos, tenerlos por unos breves segundos, ojearlos, mirar atentamente la portada, leer la reseña que suele encontrarse en el dorso del libro, leer alguna línea al azar, y finalmente devolverlo a su sitio.
En las librerías de usados la experiencia no puede ser más diferente: es como ir de caza en un frondoso bosque, dónde prima el uso del ingenio, del instinto de cazador para encontrar la presa entre pilas y pilas de páginas amarillentas y lomos desgastados y desechos para luego exhibirla como un trofeo más en la biblioteca del cazador.
Pero en ambos casos existe esa lejanía mediada entre mí y el libro.
Me pregunto si seguis revisando este blog...En fin, pasando de eso quería decirte que encuentro interesante tus historiassintitular:)Me gusta como escribís,a lo mejor porque si me imagino escribiendo algo creo que escribiría como lo haces vos (Nota: No tomar en cuenta este comentario! jaja)
ResponderEliminarEn cuanto a las librerias, me molesta mucho no saber elegir o no decidirme. A pesar de estar una hora o más revolviendo estantes y demás, suelo salir con las manos vacías para despues terminar comprando un libro viejito y maltrecho en una plaza. No siempre es así,pero lo es la mayoría de las veces.
Seguramente podría escribir mucho más, pero no quiero aburrir. Perdón por mi atolondramiento para escribir! Me dejo de divagar, y te pido si no es mucha molestia recuerdes que hay alguien que va a estar esperando lo próximo que escribas... Saludos y espero que andes bien.